Cuando pensamos en alguien que es emocionalmente maduro, generalmente pensamos en alguien que tiene un buen sentido de lo que es.
Aunque no tengan todas las respuestas, las personas emocionalmente maduras pueden ser la «calma en la tormenta». Es la persona con la que se puede contar para hacer bien las cosas bajo estrés cuando las cosas se ponen difíciles.
En otras palabras, la madurez emocional es la capacidad de controlar las propias emociones en cualquier situación.
Saben mantener la calma ante situaciones difíciles. Se trata de una habilidad que puede desarrollarse de forma constante a lo largo del tiempo.
He aquí algunos rasgos clave y cosas que puedes hacer para mejorar tu madurez emocional.

¿Qué se considera ser emocionalmente maduro/a?
Asumir la responsabilidad.
Las personas emocionalmente maduras reconocen sus privilegios en el mundo y están dispuestas a tomar medidas para cambiar su comportamiento.
En otras palabras, no culpan a los demás (ni a sí mismos) de los problemas que surgen.
Tendrán un espíritu humilde y pasarán a la acción en lugar de quejarse de su situación. Pueden preguntar: «¿Qué puedo hacer para mejorar esta situación?
Muestre empatía.
Las personas emocionalmente maduras abordan la vida haciendo lo mejor que pueden para hacer el bien y apoyar a los que les rodean.
Eres capaz de ponerte en el lugar de los demás. Esto significa que a menudo se interesa por los demás y trata de encontrar formas de ayudar.
Admitir los errores
Sabes cómo disculparte cuando has hecho algo mal. No hay excusas. Admites tus errores y tratas de encontrar formas de mejorar la situación.
No siempre quieren hacer lo correcto. Más bien se trata de reconocer que no tenemos todas las respuestas.
No tienes miedo a la vulnerabilidad.
Siempre estás dispuesto a abrirte y compartir tus luchas para que los demás no se sientan tan solos.
Tampoco le interesa ser siempre percibido como «perfecto».
Ser maduro emocionalmente significa ser honesto con tus sentimientos y no tener ninguna agenda, lo que te permite crear confianza con los que te rodean.
Reconocer y aceptar las necesidades.
Las personas emocionalmente maduras son capaces de reconocer cuando necesitan ayuda o se sienten agotadas. Por ejemplo, pueden reconocer cuándo necesitan un descanso y saber cuándo deben solicitar una licencia a su jefe.
También puedes dejar claro a tu pareja que necesitas más ayuda en las tareas domésticas.
Establecer límites saludables
Establecer límites saludables es una forma de quererse y respetarse a sí mismo. Sabe cuándo y cómo trazar la línea y no permitir que otros la crucen.
Si un colega te menosprecia o degrada, no lo soportas y haces oír tu voz.
¿Es importante la edad para ser maduro/a emocionalmente?
En una palabra, sí y no. Hay muchos factores que pueden afectar al nivel de madurez de una persona. Por ejemplo, si tuvo o no una variedad de experiencias cuando era más joven es un ejemplo.
Un estudio reveló que el consumo de tabaco y alcohol también tiene un impacto significativo en el desarrollo del cerebro de los adolescentes y, en última instancia, en la madurez.
El córtex prefrontal, una parte importante del cerebro que ayuda a inhibir el comportamiento de riesgo, no se desarrolla completamente hasta los 25 años. Por eso, las emociones de los adolescentes suelen ser imprevisibles.
Sin embargo, la madurez de una persona tiene más que ver con su inteligencia emocional, o con su forma de responder a las situaciones difíciles, que con su edad.
Incluso los adultos pueden tener niveles bajos de madurez. Por eso puedes conocer a personas mucho más jóvenes que parecen más sabias que su edad.
¿Hay alguna forma de averiguar mi nivel de madurez emocional?
Hay muchos tests y pruebas disponibles en línea para determinar tu nivel de madurez. Muchos de ellos tienen fines de entretenimiento y no tienen fiabilidad o validez clínica.
Para empezar, puedes hacerte algunas preguntas básicas para hacerte una idea de tu nivel de comodidad.
- ¿Cómo ha manejado una situación de estrés reciente?
- ¿Cómo expresaste tu necesidad de descanso cuando se acercaba una fecha límite en el trabajo?
- ¿Perdiste los nervios con un compañero de trabajo o aliviaste el estrés en el gimnasio esa noche?
Enfadarse con los demás o no reconocer tus propias necesidades demuestra que necesitas trabajar en tu madurez.
- ¿Cómo ha afrontado un cambio inesperado?
- ¿Cómo reaccionaste cuando un amigo te comunicó que había sido ascendido o se había comprometido?
- ¿O te retiraste, frustrado con la persona que te compartió los detalles?
Las personas emocionalmente maduras son capaces de comunicar alegría a los demás, incluso en medio de un cambio repentino.
¿Se cansa a menudo de la gente y de las cosas?
Cuando no eres maduro, el mundo está lleno de cosas triviales y no eres consciente de tu privilegio. Piensa en cuántas veces al día te quejas de otras personas y de diferentes situaciones.
¿Expresas tu gratitud? ¿O estás repitiendo cosas que salieron mal? ¿Se te ocurren otras personas que puedan estar en peores situaciones?
Cuando las cosas van mal, ¿quién crees que tiene la culpa, tú o los demás?
Tener un mal día es normal, pero culparte a ti mismo o a los que te rodean es una señal de que no eres lo suficientemente maduro.
Desarrollar una visión compasiva y matizada que no sea ni blanca ni negra te ayudará a evitar caer en el juego de la culpa.
¿Cómo puedo mejorar mi madurez emocional?
Comprende tus emociones.
Reconocer tus emociones, como la tristeza, la ira y la vergüenza, puede ayudarte a entender por qué reaccionas así.
Como ejercicio, escribe en tu diario durante una semana el número de veces que te ha molestado alguien. A continuación, trata de identificar la emoción que hay detrás.
Esto le ayudará a comprender mejor cómo debe responder a las situaciones y qué debe hacer.
Deja de lado tu sentido de la vergüenza
Ser consciente de lo que te hace sentir mal puede ayudarte a cambiar.
Al dejar de lado la vergüenza, eres libre de tomar las riendas de tu vida y vivir según tus propias condiciones, no según las expectativas de los demás.
Establecer límites saludables
Ser maduro emocionalmente significa que no dejas que nadie sobrepase tus límites.
Por ejemplo, si siempre estás con alguien que exige tu tiempo, establecer límites demostrará que no estás comprometiendo tu autoestima.
¿No sabes cómo hacerlo? Consulte nuestra guía para proteger su espacio emocional.
Asume la responsabilidad de tu realidad
Reflexiona sobre tu vida y asume la plena responsabilidad de lo bueno y lo malo. Al ejercer este tipo de propiedad, tendrás el control de tus decisiones.
Si aprendes a reconocer cuándo has cometido errores, tendrás una mejor idea de cómo evitar que ocurra lo mismo en el futuro, y evitarás tomar las decisiones equivocadas en el futuro.
Observa a los demás con curiosidad.
En lugar de reaccionar cuando alguien se pone dramático, entiende su situación y ten paciencia con él.
Trata a los demás con curiosidad e intenta no criticar su comportamiento. En lugar de reaccionar con brusquedad ante los comentarios ofensivos de alguien, puedes decidir que es el momento de romper una amistad insana.
Sigue el ejemplo de alguien.
Encontrar un modelo de confianza puede ayudarnos mucho a desarrollar un mayor nivel de madurez emocional.
Cuando vemos a alguien a quien admiramos superar sin problemas un contratiempo, queremos modelar su comportamiento.
Es una buena manera de aprender que hay mejores formas de gestionar nuestras emociones y de responder a los acontecimientos angustiosos.
La persona madura emocionalmente.
Reconocer tu propio valor y el de los demás te ayudará a vivir una vida más feliz y satisfactoria
Pedir disculpas a los que te rodean, admitir cuando necesitas ayuda y pedir apoyo te ayudan a crecer como persona.
Cuanto más intentes responsabilizarte de tus actos, más podrás conectar con los demás y encontrar tu verdadero lugar en el mundo.
En otras palabras, convertirse en adulto es una elección que hacemos poco a poco, día a día.