Mindfulness, conciencia plena o atención plena, es otro concepto de las nuevas terapias o terapias de tercera generación.
En 1993, Marsha Linehan, desarrolló un entrenamiento psicológico para personas con “trastorno de personalidad límite”, personas difíciles de poder ayudar en terapia, con un patrón de inestabilidad en sus relaciones interpersonales, la autoimagen y los afectos, y una notable impulsividad. Linehan en su terapia utilizaba un proceso denominado “conciencia plena” para poder ayudar a los pacientes a
protegerse de sus emociones y pensamientos, enseñándoles a desvincularse de ellos.
Entre los 2004 y 2007 Jon Kabat-Zinn desarrolla el programa “Mindfulness Based Stress Reduction” de la Universidad de Massachussets, (Mindfulness basado en la reducción del estrés) y define la “conciencia plena” como el proceso de prestar atención de un modo particular, con un fin, en el momento presente y sin juzgar. Y hace las siguientes recomendaciones para la práctica de la meditación o “atención plena”:
- no juzgar
- aceptación
- mente de principiante
- no esforzarse
- paciencia
- soltar o practicar el desapego
- confianza y constancia

¿Qué es la técnica mindfulness?
Mindfulness, “conciencia plena” o “atención plena” tiene sus orígenes en la meditación budista zen. Su principal objetivo es conseguir estar en el momento presente de manera activa y reflexiva.
Habitualmente nuestra mente se encuentra vagando sin orientación alguna, a modo de “piloto automático” y normalmente en el futuro o en el pasado. Con la mindfulness pretendemos hacernos conscientes de los contenidos de la mente momento a momento.
Si Observas Desconectas la Automaticidad (SODA) traduciendo libremente las siglas de Siegel, YODA, You Obseve and Decouple Automaticity. A través de la “conciencia plena” pretendemos percibir que los pensamientos son sólo simples pensamientos y no son “ni yo, ni la realidad”. Esto puede darnos una mayor claridad y un mejor control sobre nuestras vida.
En la práctica del mindfulness la persona intenta:
- Estar en el momento presente.
- Fijarse en la respiración.
- Tener conciencia de sus sensaciones corporales.
- Percibir hacia dónde van sus pensamientos.
El objetivo del programa de Jon Kabat-Zinn no es cambiar el contenido del pensamiento de las personas, sino solamente el modo como nos relacionamos con ese contenido. Se pretende que la persona consiga formas de llegar a ser consciente del funcionamiento de la mente, de la “marcha mental” durante un momento en particular. También quiere enseñar las habilidades para desengancharse, si así lo elige la persona, del pensamiento rumiativo y anticipador, de modos de funcionamiento mentales disfuncionales, y engancharse a modos más útiles de vivir.
En la terapia de mindfulness es importante diferenciar entre el modo “ser” frente al modo “hacer”:
- La primera diferencia se encuentra en el objetivo. El modo “hacer” se encuentra dirigido a una meta, motivado para reducir la distancia entre cómo son las cosas y cómo me gustaría que fueran. Ello implica estar pendiente de evaluar si se disminuye la distancia. El enfoque del modo “ser” consiste en aceptar y permitir lo que es, sin ninguna presión inmediata para cambiarlo.
- El modo “hacer” y “ser” difieren también en el tiempo. En el modo “hacer” hay que pensar y preocuparse por las consecuencias futuras y las situaciones pasadas que fueron problemáticas, por lo que la experiencia es la de no encontrarse aquí. En el modo “ser” la mente no tiene que ir a ningún lugar, sino dedicarse a vivir el momento. Mientras que en el modo “hacer” hay que estar en el presente, futuro y pasado, en el modo “ser” hay que estar sólo en el presente.
- Respecto a los pensamientos y sentimientos. En el modo “hacer” los sentimientos se valoran como cosas buenas o cosas malas y la mente entra en lo que estamos denominado “síndrome de evitación experiencial”, luchando denodadamente para que algunos pensamientos o sentimientos desaparezcan o no ocurran. En el modo “ser”, los pensamientos, emociones o sentimientos negativos son simplemente sucesos pasajeros internos de nuestra cabeza que aparecen, los hacemos conscientes y después se van. Pero no desencadenan una respuesta automática en nosotros para eliminarlos. Todo lo más nos dan información de procesos internos que nos pueden hacer reflexionar para tomar alguna decisión, pero nunca como una reacción.
En la sociedad en que vivimos necesitamos equilibrar ambos modos, el “ser” y el “hacer”. Nuestra cultura anima a la acción, al modo “hacer”, por eso entramos constantemente en este proceso de forma automática, intentamos de forma impulsiva luchar, muchas veces sin pensar comenzamos a hacer cosas para salir de situaciones negativas, rumiamos, nos preocupamos, y sin darnos cuenta conectamos el piloto automático para escapar.
Por eso si aprendemos a darnos cuenta de nuestro proceso mental y a desconectarlo de manera consciente, así empezaremos a ver que
hemos efectuado una elección y eso constituirá el primer paso para cuidarnos de un modo diferente. Nos sirve para ver las cosas “como son” y tomar decisiones con la mente calmada.