Funciones de los Lóbulos Cerebrales
El cerebro es uno de los órganos más fascinantes e importantes del organismo. De él desprenden no solo el control automático de las funciones corporales que nos mantienen con vida como la respiración, los latidos cardiacos o la secreción de hormonas sino además, los pensamientos y las emociones.
A pesar de representar solo el 2 % de todo el peso corporal, el cerebro consume tanta energía como el músculo esquelético y la razón de esto es obvia: allí se procesa e integra toda la información sensitiva y motora del organismo para producir respuestas concretas a los estímulos del entorno.
Anatómicamente, este órgano está dividido en dos mitades casi idénticas llamadas hemisferios cerebrales que a su vez, tienen localizaciones funcionales bien particulares denominadas lóbulos cerebrales.
Los lóbulos cerebrales son cinco: frontal, temporal, de la ínsula (o insular), parietal y occipital, y al igual que un ordenador, cada una de estas partes cumple roles diferentes en la producción de respuestas de manera coordinada con todos los demás.
¿Cómo están constituidos los lóbulos cerebrales?
Los lóbulos cerebrales están delimitados a nivel morfológico por surcos y cisuras, es decir, excavaciones relativamente profundas de la corteza que a su vez les otorgan una especificidad a nivel funcional. Cada uno de estos lóbulos se encarga de algo que quizás algún otro no, y así se complementan entre sí y todos terminan interviniendo en la función cerebral como un todo integrado.
No obstante, la constitución del cerebro no termina en lo que se ve a simple vista sino que también, a nivel microscópico este órgano está altamente organizado y dividido.
Cada hemisferio y por ende, cada lóbulo cerebral, está cubierto por una capa de células nerviosas llamada sustancia gris. Es de este color (o aparenta ser así) por la gran cantidad de neuronas ubicadas en esta porción de forma tan interconectada. El tipo de neuronas, el número de las mismas y la manera que se conectan puede variar dependiendo del lóbulo en que se encuentren.
Más profundo en el cerebro, la sustancia blanca es la más importante y está conformada principalmente por los axones y las dendritas de las neuronas ubicadas en la capa gris. El color de esta se debe principalmente a una sustancia grasosa llamada mielina que empaca y aísla a los axones nerviosos para que los impulsos eléctricos no se conjuguen.
Lóbulos cerebrales y funciones
Es importante entender que los lóbulos cerebrales no son áreas totalmente separadas del resto o que comparten funciones únicas en sí. Son simplemente aproximaciones anatómicas a las características funcionales que se deterioran ante un daño o lesión (así fue como los científicos dedujeron los lóbulos cerebrales y sus funciones).
Lóbulo frontal.
El lóbulo frontal es, junto al occipital el único en no ser doble (el resto sí lo son, izquierdos y derechos). Es también, el más grande y desarrollado de todos en la escala filogenética, es decir, el más evolucionado y en sí, se llevan a cabo las funciones cognitivas más importantes y propias de los humanos, como el pensamiento, la planificación y la conducta (llamada como personalidad en términos psicológicos).
En él tienen lugar también la fijación de objetivos (como viajar, tener una familia, emprender un negocio, decidir si comer pizza o hamburguesas en la cena, etc.) y también, la comunicación compleja y el control de las emociones en coordinación con otras áreas como el hipocampo o la amígdala.
El lóbulo frontal también es el lugar del cerebro donde se origina la empatía, es decir, la capacidad de sentir, experimentar y pensar como el otro.
Las personas con lesiones en el lóbulo frontal tienen dificultades para inferir el estado mental de otras personas así como problemas para inhibir conductas socialmente no aceptadas o dañinas.
Este lóbulo es el más asociado con la inteligencia y de hecho, los neurocientíficos actuales le atribuyen el desarrollo humano y los avances tecnológicos más importantes y complejos como las telecomunicaciones, la investigación espacial y el desarrollo de tratamientos médicos.
Lóbulo temporal.
Ambos lóbulos temporales se encuentran laterales en cada hemisferio y si tuviéramos que asociarlo con una estructura visible, están por delante y arriba del aparato auditivo (por dentro).
Los lóbulos temporales se comunican con muchos otras regiones cerebrales y su función principal es la memoria, de ahí su nombre. Dentro de ellos se alberga el hipocampo, la estructura mejor relacionada con el almacenamiento de memoria a largo plazo.
Además de la memoria, los lóbulos frontales se encargan del reconocimiento sensorial de patrones (como los sonidos y las voces) y de los rostros.
Lóbulo insular (o de la ínsula).
El lóbulo de la ínsula es una porción de corteza cerebral (o neocortex) oculta tras los lóbulos temporales que cumple funciones relacionadas con el componente emocional de la conducta.
La ínsula está estrechamente relacionada con las estructuras nerviosas de las emociones, como el sistema límbico, y sirve como conexión entre los procesos cognitivos de la corteza y esta región.
El sistema límbico está compuesto de estructuras internas como el tálamo, el hipotálamo y la amígdala y se encarga, entre tantas cosas de las emociones y las conductas instintivas como la sexualidad humana.
Lóbulo parietal.
Los lóbulos parietales también son laterales y se encuentran entre los temporales (por delante) y el occipital (por detrás).
En el lóbulo parietal ocurre la integración de la información sensorial que se recoge no solo desde los órganos de los sentidos (ojos, nariz, oídos y boca) sino también de todo el cuerpo como el tacto, la temperatura, la vibración, la presión, el dolor, las posiciones del cuerpo (propiocepción) y el grado de contracción y relajación de los músculos (tono).
En este lóbulo también ocurre elaboración de los movimientos voluntarios del cuerpo y, junto al lóbulo occipital se encarga de integrar las señales nerviosas de los ojos con dichos movimientos y la posición del cuerpo.
Lóbulo occipital.
En los humanos, el lóbulo occipital es el más pequeño y posterior de todos los lóbulos, cerca de la nuca y por encima del tallo cerebral (un importante componente del encéfalo) y el cerebelo.
La retina es la porción del ojo encargada de recibir las imágenes y convertirlas en impulsos nerviosos que son transmitidos por los nervios oculares (II par craneal) hasta este lóbulo.
Allí, estas imágenes son procesadas e integradas para que otras regiones las utilicen y las coordinen como por ejemplo, leer en voz alta este párrafo, donde se requeriría ver la pantalla (occipital) y articular las palabras (temporal, frontal y parietal).