Desde que el hombre tiene consciencia de sí mismo ha tejido miles de teorías que explican los sucesos del mundo, incluso los que ocurren en el de la mente. Una de estas teorías fue propuesta por Gall, un científico del siglo de XVIII que postuló y desarrolló un método bastante interesante para predecir las conductas por medio de las formas del cráneo. En este artículo, abordaremos la teoría frenológica.
¿Qué es la frenología?
La frenología es un curioso postulado psicológico que sostiene que las formas del cráneo (la bóveda ósea que encierra al encéfalo) pueden aportar información importante sobre los rasgos emocionales y cognitivos de las personas.
La primera vez que se habló sobre este tema fue en el siglo XVIII por el fisiólogo y anatomista alemán Franz Gall. Sorprendentemente, este postulado consiguió desde sus inicios acaparar mucha atención por parte de la comunidad científica de la época y también, adeptos que extendieron las ideas de Gall por todo el continente. No obstante, al cabo de unos años y por falta de evidencia comprobable, la frenología se volvió obsoleta y muchos de esos adeptos, la abandonaron.
La frenología es considerada hoy una psudociencia, esto quiere decir que se especula la veracidad de sus postulados y por ende, no se considera confiable. Los neurocientíficos ya han afirmado que es técnicamente imposible asociar el comportamiento humano con las formas y tamaños del cráneo.
En este artículo, intentaremos explicar brevemente la historia de la frenología, los fundamentos más básicos y también, la manera en que los creyentes de esta teoría creían que podía servir de base para futuros tratamientos mentales.
¿Cómo comenzó todo esto de la frenología?
Como casi todas las hipótesis de ése tiempo, la frenología surgió basada en teorías bastante similares que ya existían desde hacía cierto tiempo. Una de esas teorías fue una que respaldaba la idea de que la forma del cuerpo (las proporciones y medidas) proporcionaba datos sobre los temperamentos y el carácter de las personas. Esta última teoría se conoció como fisiognomía y fue muy popular en la primera mitad del siglo XVIII en Europa.
El localizacionismo cerebral fue otra teoría que precedió a la frenología. Propuesta por el biólogo suizo Charles Bonnet, el localizacionismo cerebral intentaba explicar que el sistema nervioso se dividía en porciones funcionales, segmentos de millones de redes neuronales con tareas concretas, como el lenguaje.
La frenología buscaba confirmar la hipótesis de Bonnet buscando crear asociaciones entre ésas regiones cerebrales (lo cual sí está comprobado) con la fisionomía del cuerpo, específicamente con la del cráneo, ya que se creía que este hueso daba pista de lo que ocurría adentro con solo mirarlo desde fuera.
Entonces, llegó el año de 1796 y con él, las conferencias de Franz Joseph Gall sobre una nueva manera de explicar la personalidad y la conducta del hombre, la frenología.
Una particularidad de la frenología es que, desde sus orígenes, se extendió no solo dentro de la comunidad científica (médicos, neuroanatomistas, fisiólogos, etc.) sino también, en las clases medias y bajas de la Europa de ése siglo. La gente realmente creía en la frenología y se comenzó a practicar de manera “entretenida”.
Durante ése tiempo, algunos fieles creyentes de la frenología viajaron a Edimburgo, Escocia e hicieron nuevos descubrimientos de esta pseudociencia. Este lugar se convirtió en “la Meca” de la frenología y con él, esta corriente llegó rápidamente a los Estados Unidos y otros lugares de Norteamérica.
Cuarenta años después desde las primeras conferencias de Gall acerca de la frenología, la misma comunidad científica comenzó a desacreditarla. Fundamentalmente, por falta de pruebas y resultados concretos.
¿En qué se fundamenta la frenología?
A pesar de haber comenzado 1796, Gall publicó formalmente la teoría en 1819. Allí, Gall expone de manera objetiva la relación entre la configuración externa del cráneo de humanos y animales con sus posibles comportamientos, con fines predictivos.
Los postulados básicos de Gall sobre la frenología son:
El cerebro es el único órgano de la mente, en el que se encuentras los pensamientos y sentimientos. El comportamiento viene de allí y de ningún otro sitio anatómico; en ésa época se creía en que las acciones se originaban en el alma y el cerebro era despreciado.
La mente humana está compuesta por múltiples facultades, como la benevolencia, el deseo de superación y las expectativas que se tiene de la vida.
Cada una de las facultades está ubicada en sitios anatómicos diferentes.
El poder de cada facultad mental depende del tamaño del sitio anatómico en el que se encuentra ubicado.
Los sitios anatómicos de las facultades mentales dictaminan la forma del cráneo dado que algunas de ellas se desarrollan más que otras.
El cráneo es una proyección de la mente (ubicada en el cerebro, dentro de la bóveda craneana).
Los exámenes frenológicos
Los frenólogos como Gall y sus discípulos realizaban evaluaciones craneométricas bastante elaboradas. Primero, iniciaban con exámenes con los dedos y palmas sobre la superficie de la cabeza y allí buscaban cualquier alteración como hendiduras (que indicaban una “facultad mental” poco desarrollada) o elevaciones (que hacían referencia a facultades exageradas).
¿Cuáles eran esas facultades de la mente?
De acuerdo a los estudios de Gall, existen 27 facultades diferentes relativas a la mente humana como:
Amor hacia los padres.
El apego a la amistad y la lealtad.
Impulsos sexuales.
Astucia y coraje.
Deseos homicidas.
Valor propio y autoprotección.
Consciencia de lo propio y protección a ello.
Arrogancia y capacidad de doblegar.
Vanidad y narcisismo.
Prudencia.
Disposición al aprendizaje y reaprendizaje.
Experiencias memorables relativas a las personas.
Sentido de ubicación espaciotemporal y personal.
Sentido verbal.
Habilidades comunicativas.
Sentido musical y de los sonidos.
Capacidad de apreciar el color y las formas (habilidades visuales).
Inteligencia numérica.
Capacidad de comparar elementos y discriminar detalles.
Habilidades mecánicas.
Sentido de cuestiones metafísicas.
Talento para la poesía.
Compasión por el prójimo y virtudes morales.
Sentido de causalidad e interferencia.
Perseverancia y congruencia.
Sentido religioso (teosofía).
Habilidades para imitar como la mímica.
Los aportes de la frenología
Aunque una parte significativa de los postulados y métodos de la frenología son falsos (y refutados por investigaciones posteriores), esta pseudociencia hizo un gran aporte a los estudios relacionados con la ubicación de las estructuras cerebrales y su interrelación para producir respuestas concretas traducidas en conductas (actos, lenguaje, etc.).
Por ejemplo, es bien sabido que el aprendizaje activo genera cambios en algunas estructuras relacionadas con la memoria, como el hipocampo. Sin embargo, tratar de definir el comportamiento humano de manera objetiva es una tarea muy difícil aun con los métodos psicoanalíticos modernos.
En la actualidad, existe un modelo localizacioncita bastante aceptado por la ciencia. Este modelo es conocido como las “Áreas Cerebrales de Brodmann” y también es numérico. Casi todas áreas fueron deducidas con base a pacientes que habían sufrido lesiones encefálicas o por medio de la electroestimulación cerebral durante cirugías del cerebro.