Los trastornos del sueño no son patologías graves en sí mismas, pero pueden tener un grave impacto en la vida diaria, como la fatiga física, el bajo rendimiento, la somnolencia diurna y las dificultades para cumplir con las obligaciones laborales, familiares y sociales.
Estos trastornos incluyen el insomnio, la hipersomnia, la narcolepsia, los ronquidos y otros trastornos como la apnea del sueño y las enfermedades relacionadas con el sueño, el síndrome de las piernas inquietas, los terrores nocturnos, las pesadillas y el sonambulismo.
Los orígenes de estos trastornos son muy variados. A veces aparecen como efecto de otras enfermedades, y otras veces son factores de riesgo para el desarrollo de otras condiciones médicas.
Por ello, el correcto diagnóstico y tratamiento de estos pacientes requiere un abordaje multidisciplinar, como el que ofrece la Unidad del Sueño de la Clínica Universidad de Navarra. Para realizar el diagnóstico, se realiza una polisomnografía (prueba del sueño), que registra las variables fisiológicas durante la noche.
¿Cuáles son las diferentes fases del sueño?
Los patrones de sueño no son uniformes y hay varias fases distintas.
Fase 1 – N1. Se produce la transición de la vigilia al sueño.
Fase 2 – N2. El sueño es ligero. La frecuencia cardíaca y respiratoria disminuye
Fase 3. Es una fase de transición hacia el sueño profundo.
Fase 4. El grado de profundidad aumenta y es muy difícil despertarse.
Fase REM-R. Se producen movimientos oculares rápidos y una mayor actividad cerebral. Esta fase aumenta en la segunda mitad de la noche.
¿Cuáles son los trastornos del sueño?
Insomnio. La mayoría de las personas sufren de insomnio a corto plazo debido al estrés, la dieta o el jet lag. En la mayoría de los casos, el insomnio afecta al rendimiento laboral y a la salud física.
El problema aumenta con la edad y se calcula que alrededor del 30% de los hombres y el 40% de las mujeres se ven afectados de alguna manera.
Los médicos pueden recetar pastillas para dormir para tratar las causas del insomnio a corto plazo. Los somníferos no suelen funcionar a largo plazo, ya que dejan de surtir efecto tras unas semanas de uso nocturno. También pueden interferir en el sueño si se utilizan durante mucho tiempo. Para el insomnio grave o de larga duración, se están considerando enfoques como la exposición a la luz brillante para alterar los ritmos circadianos.
Apnea del sueño. Según la Fundación Nacional del Sueño (NSF), aproximadamente 18 millones de estadounidenses padecen apnea del sueño, pero pocos están diagnosticados. Se trata de una afección en la que una persona deja de respirar durante el sueño.
Los cambios físicos, como los relacionados con la edad en las reservas de grasa y la debilidad muscular, pueden causar apnea del sueño. Los rasgos típicos de esta afección son los ronquidos fuertes, la obesidad y la excesiva somnolencia diurna. Aunque la apnea del sueño se asocia a los ronquidos fuertes, no todas las personas que roncan tienen apnea del sueño.
Para diagnosticar la apnea del sueño es necesario observar a las personas mientras duermen y registrar ciertas funciones y actividades corporales durante el sueño.
Un polisomnograma es un registro de los patrones de sueño, la respiración y la actividad cardíaca de una persona. La polisomnografía puede obtenerse durante un estudio del sueño y puede ayudar a diagnosticar la apnea del sueño. Esta prueba registra las ondas cerebrales, la frecuencia cardíaca y la respiración de una persona durante toda la noche y puede diagnosticar la apnea del sueño.
Síndrome de las piernas inquietas (SPI) Según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS) de EE.UU., hasta el 10 por ciento de los estadounidenses pueden padecer SPI. Esta afección suele ser hereditaria y puede provocar picazón, hormigueo o molestias de arrastre en los pies, las piernas y los pies, lo que provoca la necesidad de Las personas que padecen SPI pueden encontrarse moviendo constantemente los pies durante el día y la noche, lo que puede provocar trastornos del sueño.
Los síntomas del SPI pueden aparecer a cualquier edad, pero los casos más graves son más frecuentes en las personas mayores.
Narcolepsia. Se calcula que entre el 0,02 y el 0,067% de los estadounidenses padecen narcolepsia. Las personas que padecen esta enfermedad sufren «ataques de sueño» durante el día, a pesar de haber dormido bien la noche anterior. Estos ataques pueden durar desde unos segundos hasta más de 30 minutos.
Además de quedarse dormido cuando menos se lo espera, las personas con narcolepsia pueden experimentar pérdida de control muscular en situaciones emocionales, alucinaciones, parálisis temporal y alteraciones del sueño por la noche. La narcolepsia suele darse en familias con antecedentes de trastornos del sueño y también se sabe que se da en personas que han sufrido lesiones o traumatismos en la cabeza.
¿Cómo se tratan los trastornos del sueño?
Apnea de sueño
Las opciones de tratamiento de la apnea del sueño incluyen perder peso y no dormir boca arriba. También pueden utilizarse equipos especiales o cirugía para mejorar la obstrucción de las vías respiratorias. Las personas con apnea del sueño no deben tomar sedantes ni pastillas para dormir. Estos medicamentos pueden impedir que se despierten para respirar.
Síndrome de piernas inquietas
Muchas personas con SPI padecen un trastorno de movimientos periódicos de las extremidades (PLMD), en el que éstas (especialmente las piernas) se sacuden repetidamente. El SPI y el TLP pueden tratarse con fármacos que actúan sobre el neurotransmisor dopamina.
Sin embargo, como el SPI y el TLP no se conocen bien, no está claro por qué son eficaces los fármacos que afectan a los niveles de dopamina en el cerebro.
Narcolepsia
Si se le diagnostica narcolepsia, puede ser tratado con medicamentos para controlar sus síntomas. Los medicamentos más recetados para esta enfermedad son los estimulantes y los antidepresivos. Como cada caso es diferente, depende de cada persona la medicación más eficaz.
¿Qué hacer cuando tienes insomnio y no puedes conciliar el sueño?

Mantenga un horario de sueño.
Acuéstese y levántese a la misma hora. Irse a la cama a la misma hora cada noche ayudará a entrenar a tu cuerpo y a tu cerebro para que se relajen y se preparen para dormir.
Si no puedes dormir, levántate; si te quedas despierto durante 15 minutos, sal de la cama y vete a otro lugar de la casa. De este modo, tu cama no se convertirá en un lugar de estrés.
Haz algo tranquilo y relajante, como leer un libro. Esto también te distraerá del hecho de que no puedes dormir. Cuando tengas sueño, vuelve a la cama.
Haz que tu habitación sea cómoda
Consigue un colchón cómodo Si tu colchón es irregular, demasiado blando o demasiado duro, será incómodo para dormir.
Manténgase fresco Cuando duerme, su temperatura corporal desciende. La temperatura de tu habitación debe ser lo suficientemente baja, pero no tanto como para que te despiertes con frío. Utiliza un termostato o una manta para encontrar la temperatura adecuada para ti.
Controla la luz. La luz de la calle, de la televisión o de la habitación de al lado puede dificultar el sueño. Oscurece la habitación con cortinas o una puerta para ayudarte a dormir. También puedes probar a utilizar un antifaz para dormir.
Controla el ruido. Mantén la habitación lo más silenciosa posible. Puedes utilizar un ventilador, música suave o una máquina que emita un sonido llamado «ruido blanco» para ayudarte a conciliar el sueño.
Oculta el reloj. Ver pasar el tiempo puede ser estresante. Gira el reloj para que no lo veas desde tu cama.
Guarda los dispositivos electrónicos. Apaga los correos electrónicos que tengas que enviar o los dispositivos que te recuerden cosas que tienes que hacer. Podrás hacer esas cosas mejor después de haber descansado bien.
Ejercicios de relajación
Prueba diferentes formas de relajación. Encuentra la que mejor te funcione. Puede ser.
- Beber algo caliente y sin cafeína, como leche caliente o té de hierbas.
- Tomar una ducha o un baño caliente.
- Leer un libro o una revista.
- Escuchar música suave o audiolibros.
- Contar hacia atrás desde 300, de tres en tres.
- Meditar.
- Desde los pies hasta la cabeza, tensa cada músculo durante uno o dos segundos y luego relájate.
- Practicar la respiración abdominal. Pon la mano en el estómago. Al inspirar, haz un movimiento para empujar la mano hacia fuera a medida que el estómago sube. Aguanta la respiración mientras cuentas hasta cinco y exhala en cinco segundos. Luego repite.
- Diseña tu vida para dormir bien
Lo que hagas durante el día afectará a la calidad de tu sueño por la noche. Debería
- Limitar sus actividades nocturnas. Cuando está ocupado, su día puede terminar tarde por la noche. Intente limitar sus planes a estas horas a unas pocas veces a la semana. Reserve tiempo para un ritual relajante a la hora de acostarse para prepararse para dormir, como tomar un baño caliente o leer en la cama.
- Ejercicio El ejercicio regular puede ayudarle a dormir mejor. Sin embargo, es importante planificar el ejercicio correctamente. El ejercicio excesivo, o el que se realiza a menos de tres horas de la hora de acostarse, puede hacerle más propenso a dar vueltas en la cama.
- Limite las siestas. Si tiene un sueño ligero, intente evitar las siestas cortas. Esto le ayudará a dormir mejor por la noche.
- Limite la cafeína. Puede ser buena para despertarte por la mañana, pero beber café, té o refrescos con cafeína por la tarde o por la noche puede ponerte nervioso y hacer que te duermas.
- Limita tu consumo de alcohol. Es posible que pueda dormir al principio, pero el alcohol interfiere con el sueño profundo y reparador más tarde en la noche.
¿Necesito otra razón para dejar de fumar? La nicotina de los cigarrillos puede afectar al sueño.
Preste atención a lo que come. Evite las comidas copiosas antes de acostarse. Intente comer dos o tres horas antes de acostarse. Si tiene hambre justo antes de acostarse, tome un pequeño tentempié saludable, como un yogur o unos cereales sin azúcar.