En los últimos años se ha podido evidenciar un alarmante aumento de casos de niños y niñas con adicción al uso del móvil, y con las consecuencias que todo esto acarrea: bajo rendimiento escolar, problemas de concentración, hiperactividad, insomnio, rebeldía, ansiedad y dificultad para relacionarse con los demás, entre muchos otros.
En este artículo repasaremos los aspectos más importantes acerca la adicción infantil al uso de dispositivos móviles, cómo afectan la mente de los niños, qué problemas originan y cuáles podrían ser las alternativas para superarlo.
¿Cuándo y cómo comenzó todo esto?
Hoy, muchos son los especialistas en psicología infantil que advierten sobre el uso excesivo de dispositivos móviles como tabletas, laptops, videojuegos y por supuesto, el teléfono móvil (que curiosamente integra en sí miles de aplicaciones, juegos, redes sociales, mensajería, etc.) pero esto no siempre fue así.
Hace cerca de 15 años atrás, los niños y niñas encontraban mucho más divertido ver películas de Disney, jugar en el parque y casualmente, jugar una partida de Play Station en casa con sus amigos. En la actualidad, esto es un tanto diferente.
Millones de niños alrededor del mundo tienen teléfonos móviles con los cuales se relacionan y comunican de una manera más amplia y abierta con otras personas como sus amigos, sus maestros y sus padres. Todo esto ha aumentado considerablemente desde el inicio de la pandemia por el COVID-19 y el confinamiento social.
Las aplicaciones cada vez son más variadas y el entretenimiento se vuelve más adictivo debido al contenido masivo altamente llamativo. Las más usadas por los niños y niñas son Whatsapp (una app de mensajería instantánea), TikTok (una red social de videos cortos) y YouTube (donde hay millones de videos y canciones), entre muchas más.
¿Qué es la adicción infantil al uso del móvil?
La adicción a los teléfonos móviles en niños y niñas se define como el uso excesivo y desmedido de estos dispositivos móviles en menores de 12 años de edad y al consumo indiscriminado de contenido de Internet como vídeos, música, juegos y demás aplicaciones por parte de este delicado colectivo social.
La mayoría de los problemas de adicción al uso del móvil inician en la niñez tardía, justo antes de llegar a la pubertad y adolescencia, cuando sus propios padres o representantes regalan dispositivos electrónicos a los niños y niñas, de los cuales el teléfono móvil es el obsequio más común.
La adicción infantil al uso del móvil es un problema psicológico grave con consecuencias en el adecuado desarrollo del niño, sus facultades mentales, el manejo de las emociones y las habilidades sociales y educativas.
En muchos casos, esta adicción puede extenderse hasta la adolescencia, llegando incluso a agravarse durante esta etapa, trayendo consigo muchos problemas en la personalidad del individuo y en la manera en que se relaciona con el entorno, con sus semejantes y consigo mismo.
¿Qué le causa la adicción al móvil al cerebro de los niños y niñas?
El cerebro, el lugar donde se asientan los pensamientos, las emociones, el lenguaje, la sexualidad, los miedos, los placeres, la memoria, (entre muchos otros más), funciona con químicos naturales llamados neurotransmisores.
Uno de ellos es la dopamina, una sustancia de naturaleza proteica secretado por un tipo de neuronas bastante especiales denominadas dopaminérgicas. Estas neuronas conforman, entre otras cosas, una red de células nerviosas encargadas de un circuito bastante interesante conocido como “el circuito de la recompensa”.
Este circuito neuronal de la “recompensa” es el responsable directo de las conductas que nos mueven a hacer aquello que más nos gusta, más placer nos genera. En este circuito residen las adicciones y el móvil es una de ellas.
El cerebro reconoce cuando una conducta repetitiva (como el revisar el móvil, por ejemplo) se hace un hábito que puede traernos confort y seguridad. No obstante, si este “hábito” se hace intensivo y el consumo de contenido visual y auditivo desde las Apps de ése teléfono móvil se hace tan constante durante todo el día y se libera dopamina continuamente gracias a él, el uso del móvil será entonces una adicción capaz de modificar los patrones de comportamiento, de relaciones humanas, de sueño e incluso, las funciones biológicas que nos mantienen sanos. Acá comienza el problema.
Solo imagina esto. Si en una persona adulta con habilidades, conocimientos y experiencias adquiridas, del uso excesivo del teléfono celular causa graves alteraciones psicológicas (la mayoría de ellas, inconscientes) como la ansiedad, fatiga mental y disminución de las capacidades intelectuales y sociales ¿Cuán dañino sería para un niño o niña en pleno desarrollo?
Consecuencias del abuso del móvil en los niños
Dentro de las alteraciones psicológicas, conductuales y fisiológicas que trae consigo la adicción al móvil en los niños y niñas están:
Ansiedad
Muchos niños se habitúan tan intensamente al mundo digital que desarrollan fobias sociales y miedos irracionales a relacionarse físicamente con otros individuos. Además, las RRSS tienen a promover estándares de belleza y de éxito poco realistas que cuales generan incertidumbre por el futuro, constante búsqueda de aceptación social y agobio.
Insomnio
El insomnio suele aparecer cuando el uso del móvil es muy intenso cerca de las horas previas a ir a dormir y de hecho, muchos padres permiten (o incitan) el uso del teléfono celular en la cama. Esto último sumado a la exposición a la luz azul de las pantallas de los dispositivos causan una sobrexcitación nerviosa que tiende a disminuir la producción de una neurotransmisor llamado melatonina desde la glándula pineal, encargada del sueño y los ritmos biológicos (o ritmos circadianos).
Desconcentración e hiperactividad
Muchos niños con problemas de adicción al móvil se tornan hiperactivos (que a menudo se confunde con un simple entusiasmo infantil) y tienen a desconcentrarse fácilmente, especialmente cuando se trata del estudio y las tareas del hogar.
Bajo rendimiento académico
La gran mayoría de los padres con hijos adictos al móvil notan el problema cuando el rendimiento estudiantil o deportivo de los niños y niñas disminuye. Es importante prestar atención a cualquier cambio en la conducta y en los hábitos de estudios y en la disciplina.
Rebeldía a los padres y maestros
No todos los niños con problemas de este tipo se tornan violentos o rebeldes, pero sin duda alguna, muchos sí lo hacen y muy probablemente se deba al mismo estrés social y al no encontrar maneras concretas de liberar tensiones (físicas o emocionales).
Es evidente que pasar tanto tiempo en el mundo online puede desdibujar los roles que cumplimos en la sociedad y la manera en la que nos desenvolvemos en el entorno social. Por tanto y sobre todo en niños en desarrollo de habilidades socioculturales, el uso excesivo del móvil pueden crear ciertos complejos en las relaciones interpersonales.
Cómo padres, madres y maestros ante esto ¿Qué se puede hacer? ¿Cuáles son las soluciones?
No todo está perdido y antes de llevar al niño al terapeuta (porque es una adicción superable) hay muchas cosas que se pueden intentar con el fin de reducir el tiempo de uso de los dispositivos móviles y reforzar hábitos saludables para la mente y el cuerpo como:
El deporte y la actividad física
Poner el cuerpo a moverse es una manera excelente de reducir tensiones y el estrés propio de la adicción a los móviles, especialmente en los niños que suelen estar tan llenos de vitalidad y energía.
No solo los deportes, sino las artes marciales, la danza y la meditación pueden tener excelentes resultados, además de ser saludables y crear un hábito de cuidado personal y buen uso del tiempo libre.
Control de los horarios de uso del móvil 
Los padres, representantes y tutores de los niños tienen la obligación de vigilar el manejo de los teléfonos móviles y el tiempo que ellos gastan frente a las pantallas de los dispositivos móviles. Establecer horarios de uso y tiempos límites hace que los niños valoren mejor el manejo de los aparatos electrónicos y no sean dependientes de él para pasar el día.
Muchos psicólogos infantiles recomiendan prohibir los dispositivos móviles dentro de la habitación del niño o la niña, para no crear una asociación subjetiva entre la zona de confort de la habitación con el acceso al Internet y el móvil propiamente dicho.
Los niños y niñas deben relacionarse con otros para poder ir desarrollando libremente su propia identidad y personalidad ante los demás, de manera directa y no por medio de fotos y vídeos (los cuales pueden modificar la apariencia física). De esta manera, adquieren habilidades sociales y de comunicación y se crea una consciencia colectiva.
Un adecuado sueño y comidas saludables
El horario de sueño debe respetarse, que casi siempre es de ocho o nueve horas nocturnas y que muy a menudo, el uso del móvil puede interferir con esto, ocasionando alteraciones en el sueño como ansiedad o pesadillas. Por esto debe evitarse su uso unas dos o tres horas antes de dormir y mínimo una hora, luego del despertar.
Las comidas también deben ser equilibradas (en cuanto a nutrientes) y en horarios establecidos. El móvil nunca debería formar parte de la dinámica familiar de comer en la mesa.
El móvil como un premio, no un derecho
Por autoritario que parezca, el uso del móvil no es un derecho en los niños o niñas, sino más bien un premio al que acceder libremente luego de cumplir con todas las obligaciones como hijo (o hija) y como estudiante. De lo contrario, los dispositivos móviles se considerarían como una obligación moral por parte de los padres y una necesidad.