El estilo de apego se desarrolla durante los primeros años de vida. Aprendemos mucho en nuestros primeros años en este planeta. Comenzamos como recién nacidos indefensos y rápidamente nos desarrollamos cognitiva, física y socialmente.
Mientras comemos, dormimos, observamos, interactuamos y jugamos con el mundo que nos rodea, desarrollamos los componentes básicos de la vida.
Esta etapa también crea una hoja de ruta para nuestras futuras relaciones. Somos una especie que se pertenece a sí misma, y sobrevivimos porque vivimos en comunidad.
Estamos más sanos mental y físicamente cuando estamos equilibrados y firmemente conectados con al menos algunas personas de nuestro entorno. Nuestra capacidad para formar y mantener relaciones depende en gran medida de nuestro estilo de apego, que suele formarse en los primeros años de vida.
Los estilos de apego inseguro
Existen cuatro tipos de estilos de apego: seguro, ansioso ambivalente, ansioso evitativo y desorganizado. Los tres últimos son estilos de apego inseguro, y las personas que los practican pueden experimentar dificultades en sus relaciones a lo largo de su vida.
En este blog, daremos una visión general de los estilos de apego ansioso, cómo afectan a las relaciones y cómo se puede construir un apego más seguro.
Ansiedad – Ambivalencia.
Los bebés forman vínculos inseguros-ambivalentes cuando sus cuidadores son imprevisibles. Por ejemplo, un cuidador puede estar demasiado involucrado, ser afectuoso y receptivo, y al mismo tiempo ser retraído, no disponible, crítico e insensible.
Esta incoherencia hace que el bebé no sepa qué esperar del cuidador.
Los niños con un estilo de apego ambivalente se ponen ansiosos cuando se separan de sus cuidadores, se aferran a ellos para obtener atención y pierden la confianza en la exploración de su entorno.
Cuando son adultos, sus relaciones se vuelven inestables y, aunque buscan la cercanía y la intimidad, son incapaces de confiar en los demás por miedo al abandono. Pueden ser emocionalmente intensos y sensibles, tienden a ser autocríticos y a dudar de sí mismos, y tienen una baja autoestima.
En las relaciones, pueden ser imprevisibles, buscar la seguridad y volverse pegajosos y dependientes de los demás.
Ansioso-evitador.
Los bebés desarrollan un estilo de apego ansioso-evitativo cuando los cuidadores ignoran sus necesidades emocionales o responden de forma que los avergüenzan.
El cuidador puede no estar disponible emocionalmente, ser insensible y distante, o ser duro, condescendiente y crítico. Este tipo de cuidados lleva al niño a creer que sus necesidades emocionales no son importantes, a ocultar sus sentimientos y a volverse excesivamente independiente. Estos niños ocultan su ansiedad y angustia y evitan buscar apoyo y ayuda de los demás.
Las personas con un estilo de apego ansioso-evitativo tienen dificultades para confiar y no se relacionan bien con los demás cuando son adultos. Como estos individuos temen la vulnerabilidad y la intimidad, pueden volverse emocionalmente distantes y críticos en sus relaciones y reacios a pedir ayuda cuando la necesitan.
Desorganizado.
Los bebés desarrollan un estilo de apego desorganizado si tienen miedo de sus cuidadores debido a una crianza incoherente, errática y dura/castigadora. Los abusos físicos, sexuales y emocionales también aumentan la probabilidad de un apego desorganizado.
Los bebés con apego desorganizado se angustian con y sin los cuidadores y son difíciles de calmar. Estos niños quieren y temen a la vez a sus cuidadores, y se debaten entre buscar y evitar el apoyo.
En la edad adulta, las personas con un estilo de apego desorganizado tienen relaciones imprevisibles e intensas. Aunque necesitan intimidad con los demás, intentan evitarla alejando a los demás porque no pueden confiar en ellos. Pueden comportarse de forma temerosa o agresiva con los demás. También pueden experimentar sentimientos de vergüenza, inadecuación e indignidad, y sufrir depresión y ansiedad.
Relaciones personales saludables
Los estilos de apego inseguros pueden tener efectos a largo plazo en las relaciones, pero hay esperanza. Tanto los jóvenes como los adultos pueden desarrollar relaciones interpersonales más seguras y saludables. He aquí algunas sugerencias para las personas con vínculos inseguros
Establece relaciones con personas que te hagan sentir seguro. Al establecer relaciones con personas que se sienten seguras, aprenderás a sentirte seguro y a confiar en ellas, lo que a su vez te ayudará a generar confianza con los demás.
- Toma conciencia de tus propios sentimientos y necesidades y comunícalos claramente a los demás.
- Asume riesgos, sé vulnerable y abierto en tus relaciones con los demás.
- Desarrolla habilidades de autoayuda para poder cuidar de ti mismo en lugar de confiar en que otros lo hagan por ti.
- Tomar conciencia de sus propias reacciones en las relaciones interpersonales y esforzarse por construir relaciones más coherentes y eficaces.
- Procesar las experiencias interpersonales traumáticas y difíciles para comprender mejor nuestro pasado y reducir su impacto en nuestros comportamientos y relaciones actuales.
Como seres humanos, necesitamos relaciones sanas y podemos prosperar cuando formamos parte de una comunidad. Un estilo de apego inseguro puede impedirnos crear estas amistades y redes de apoyo. Con valentía e intencionalidad, los que nos sentimos inseguros de nuestro apego podemos aprender nuevas formas de relacionarnos con los demás, y así beneficiarnos de las conexiones que tenemos con quienes nos rodean.