La atención selectiva es el proceso de centrarse en un objeto concreto del entorno durante un periodo de tiempo. Como la atención es un recurso limitado, la atención selectiva nos permite ignorar los detalles sin importancia y centrarnos en lo importante. Esto es diferente de la ceguera por falta de atención, en la que nos centramos en una cosa y no nos damos cuenta de las cosas inesperadas que entran en nuestro campo de visión.
¿Cómo funciona la atención selectiva?
Estamos constantemente expuestos a una tormenta de información sensorial. Nos bombardean constantemente con información sensorial: el sonido del claxon de un coche en la carretera, el parloteo de los amigos, el chasquido de las teclas mientras escribimos un trabajo en la escuela, el zumbido de la calefacción que calienta una habitación en un fresco día de otoño.
Pero la mayoría de las veces no prestamos atención a ninguna de estas sensaciones. Sin embargo, la mayoría de las veces no somos conscientes de cada una de estas sensaciones, sino que centramos nuestra atención en ciertos elementos clave de nuestro entorno, mientras que los demás se mezclan o pasan desapercibidos. Entonces, ¿cómo decidimos a qué prestar atención y a qué ignorar?
Imagina que estás en una fiesta con amigos en un restaurante muy concurrido. Todo tipo de sonidos captan su atención: múltiples conversaciones, ruido de platos y tenedores. En medio de todo esto, puedes ignorar los sonidos irrelevantes y centrarte en la agradable conversación que mantiene la otra persona.
Entonces, ¿cómo ignorar ciertos estímulos y centrarse en un aspecto del entorno? Este es un ejemplo de «atención selectiva». Nuestra capacidad de prestar atención a nuestro entorno es limitada en términos de capacidad y tiempo, por lo que tenemos que ser selectivos en lo que prestamos atención.
La atención es como un foco, que destaca sólo lo necesario y deja de lado la información irrelevante.
Para mantener nuestra atención en un acontecimiento de nuestra vida cotidiana, debemos filtrar otros acontecimientos. Debemos tomar la decisión de centrar nuestra atención en algunos acontecimientos e ignorar otros.
Atención visual selectiva
Existen dos modelos principales que explican el funcionamiento de la atención visual
El modelo de proyector
El modelo del proyector: Como su nombre indica, el modelo del proyector propone que la atención visual funciona como un proyector. El psicólogo William James creía que este proyector tiene un punto focal que nos permite ver las cosas con claridad. La zona que rodea este punto focal, llamada franja, siempre es visible, pero no tan claramente. Por último, la zona que queda fuera del área de los focos se denomina margen.
Modelo de lente de zoom
Modelo de lente de zoom: El segundo enfoque se conoce como modelo de «lente de zoom». Tiene los mismos elementos que el modelo de foco, pero sugiere que se puede cambiar el tamaño del foco, como el zoom de una cámara. Sin embargo, cuanto mayor sea el área de enfoque, más información contendrá y más lenta será la velocidad de procesamiento, ya que la atención limitada debe repartirse en un área mayor.

Atención selectiva auditiva
Uno de los experimentos más famosos sobre la atención auditiva fue realizado por el psicólogo Colin Cherry. Cherry estudió un fenómeno que denominó «efecto cóctel», en el que las personas son capaces de seguir algunas conversaciones e ignorar otras.
En este experimento, se presentaron dos mensajes hablados simultáneamente, uno a cada oído. En este experimento, se presentaban dos mensajes simultáneamente, uno en cada oído, y luego se pedía a los sujetos que prestaran atención a un mensaje concreto y repitieran lo que habían oído.
Descubrieron que los sujetos podían prestar atención fácilmente a un mensaje y repetirlo, pero cuando se les preguntaba por el contenido del otro mensaje, eran incapaces de decir nada.
Cherry descubrió que si el contenido de un mensaje cambiaba repentinamente (por ejemplo, de inglés a alemán en medio de un mensaje, o si se leía al revés), la mayoría de los participantes no se daba cuenta. Curiosamente, cuando el hablante del mensaje no supervisado cambiaba de hombre a mujer (o viceversa), o cuando el mensaje se cambiaba a 400 Hz, los participantes seguían notando el cambio.
Los hallazgos de Cherry fueron confirmados por otros experimentos. Otros investigadores han obtenido resultados similares con mensajes como listas de palabras o melodías musicales.
La teoría de la atención selectiva
Las teorías de la atención selectiva tienden a centrarse en el momento en que se considera la información del estímulo, y en si se considera al principio o al final del proceso.
Modelo de filtro de Broadbent
Una de las primeras teorías sobre la atención es el modelo de filtro de Donald Broadbent. Basándose en los trabajos de Cherry, Broadbent utilizó una metáfora del procesamiento de la información para explicar la atención humana. Sugirió que nuestra capacidad de procesar información es limitada y que la selección de la información a procesar tiene lugar en una fase temprana del proceso perceptivo5 .
Para ello, utilizamos filtros para determinar a qué información debemos prestar atención. Todos los estímulos se procesan primero en función de sus características físicas, como el color, el volumen, la dirección y el tono. El filtrado selectivo permite entonces que algunos estímulos pasen para su posterior procesamiento, mientras que otros son rechazados.
La teoría de la atenuación de Treisman
Treisman señaló que el planteamiento básico de Broadbent es correcto, pero que no tiene en cuenta el hecho de que las personas son capaces de procesar el significado de los mensajes a los que asisten. Triesman ha sugerido que la atención funciona utilizando atenuadores en lugar de filtros, que identifican los estímulos por sus propiedades físicas y su significado.
Un atenuador es como un regulador de volumen, que puede reducir el volumen de otras fuentes de información para dirigir la atención a una sola fuente. Aunque se reduzca el volumen de otros estímulos, éstos siguen estando presentes.
En sus experimentos, Treisman demostró que los participantes eran capaces de identificar el contenido de los mensajes no atendidos y de procesar el significado de los mensajes atendidos y no atendidos.
Modelo de selección de memoria
Algunos investigadores también pensaron que el modelo de Broadbent era inadecuado y que la atención no se basaba únicamente en las propiedades físicas del estímulo. El efecto cóctel es un ejemplo clásico. Imagina que estás en una fiesta y prestas atención a la conversación de tus amigos.
De repente, un día, oyes mencionar tu nombre por la gente de tu entorno. Aunque no forme parte de la conversación, un estímulo en el que no había participado antes capta inmediatamente su atención, basándose en su significado más que en sus propiedades físicas7.
Según la teoría de la selección de la memoria atencional, los mensajes atencionales y no atencionales, tras pasar por un primer filtro, se clasifican en una segunda etapa en función del significado real del contenido del mensaje.
La información que se tiene en cuenta en función de su significado se transfiere a la memoria a corto plazo.
Teoría de los recursos de la atención selectiva
Las teorías recientes se han centrado en la idea de que la atención es un recurso finito y en cómo se asigna este recurso entre fuentes de información que compiten entre sí. Estas teorías sugieren que la cantidad de atención que tenemos disponible es fija y que debemos elegir cómo asignar nuestra reserva atencional disponible entre múltiples tareas y eventos.
La teoría de los recursos atencionales ha sido muy criticada por ser demasiado amplia y vaga. Es cierto que no puede explicar todos los aspectos de la atención de forma aislada, pero complementa bien la teoría del filtro», dice Robert Sternberg, que resume las distintas teorías de la atención selectiva en su libro Cognitive Psychology.
Las teorías del filtro y del cuello de botella de la atención parecen ser mejores metáforas para las tareas que compiten y que parecen ser incompatibles desde el punto de vista atencional», afirma. La teoría de los recursos parece ser una mejor metáfora para el fenómeno de la atención dividida en tareas complejas.